En el siglo XIX, los belenes populares de la zona están animados por estatuillas algo “torpes”, rebautizadas como “macacos”, estas figuras con el tiempo se convierten en una característica del belén popular de Albisole. Las "figurillas" cobran vida a partir de moldes de yeso, a los que se añaden brazos y piernas y se decoran para representar a todos los personajes del belén de San Francisco, convirtiéndose rápidamente en una tradición local transmitida a lo largo del tiempo. Son precisamente los estatutos al alcance de todos los que mejor representan una tradición cerámica que no sólo estuvo conformada por importantes círculos artísticos de fama internacional sino que fue inherente a la comunidad, entendida y apreciada en sus diversas formas. Una forma de cerámica "en bruto" capaz de convertirse en una tradición que resiste al tiempo ya la expresión de artistas y no artistas que aún hoy se aprecia y se renueva cada año en Navidad.
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